Comienza a retumbar una línea de bajo, se le suman progresivamente unas baquetas, percusión, distorsión, sintetizador. Comienza un viaje, el destino no está definido. Cominenza el concierto de Lüger.
Al quinteto madrileño, con su personal mezcla de psicodelia, krautrock y progresivo (dicen por ahí), no se le puede meter en el saco de ninguna corriente musical actual en particular, aunque ayer demostraron que era más que evidente el lugar al que pertenecen: los escenarios. En la sala Garage 17 y ante un escaso público que no alcanzaba el medio centenar nos recordaron a todos el sentido que cobra la música en directo.
No está mal que un grupo te entretenga, pero si además logra emocionarte y garantizarte una evasión total de tu alrededor, es que en ese bolo se está cociendo algo muy bueno, y Lüger lo consiguió. Quizás era la constante línea de bajo de Daniel Fernández, la distorsionadas cuerdas de Edu García combinado con el eco del sintetizador de Mario Zamora, o la explosiva mezcla en la percusión de Lopin y Rulo. O posiblemente la combinación de todo junto que supo dar al público justo lo que quería.
El concierto se convirtió en una única canción, una sucesión apenas interrumpida de momentos ambientales combiandos con la participación al unisono más salvaje del todos los miembros de la banda, acordes de bajo incluídos, ecos espaciales que revivían la psicodelia y momentos caníbales de percusión y metal. Sonaron las ya conocidas Portrait of a Distant Look o Swastika Sweetheart, pero predominaron los temas que compondrán el ya esperado segundo disco de la banda.
Bastaba cerrar los ojos para perderse en lugares absurdos y desconocidos del subconsciente. Y abrirlos para observar a cinco individuos absortos en su tarea, en semi-trance, aislados, cuyos sonidos por alguna razón encajan a la perfección y que de vez en cuando sorprendían con una perfecta coordinación en sus balanceos.
Más sorprendió aun la calidad de esta actuación pese a las dificultades que supuso. El cambio de local, de la sala Un Sur a Garage 17 en último momento sólo acompañó al escaso tiempo disponible para la prueba de sonido, por no mencionar la limitación horaria de la sala, causantes de que se cayeran varios temas del setlist, solo de sitar incluido. Además de una escasa promoción no acorde con las circunstancias.
Un concierto diferente, sorprendente y recomendable. No importaron los contratiempos, todo salió adelante, la misma dirección que toman ahora los chicos de Lüger en la gira que expande esta experiencia por nuestro país. Que la música suene y las mentes huyan.
Ms P
Al quinteto madrileño, con su personal mezcla de psicodelia, krautrock y progresivo (dicen por ahí), no se le puede meter en el saco de ninguna corriente musical actual en particular, aunque ayer demostraron que era más que evidente el lugar al que pertenecen: los escenarios. En la sala Garage 17 y ante un escaso público que no alcanzaba el medio centenar nos recordaron a todos el sentido que cobra la música en directo.
No está mal que un grupo te entretenga, pero si además logra emocionarte y garantizarte una evasión total de tu alrededor, es que en ese bolo se está cociendo algo muy bueno, y Lüger lo consiguió. Quizás era la constante línea de bajo de Daniel Fernández, la distorsionadas cuerdas de Edu García combinado con el eco del sintetizador de Mario Zamora, o la explosiva mezcla en la percusión de Lopin y Rulo. O posiblemente la combinación de todo junto que supo dar al público justo lo que quería.
El concierto se convirtió en una única canción, una sucesión apenas interrumpida de momentos ambientales combiandos con la participación al unisono más salvaje del todos los miembros de la banda, acordes de bajo incluídos, ecos espaciales que revivían la psicodelia y momentos caníbales de percusión y metal. Sonaron las ya conocidas Portrait of a Distant Look o Swastika Sweetheart, pero predominaron los temas que compondrán el ya esperado segundo disco de la banda.
Bastaba cerrar los ojos para perderse en lugares absurdos y desconocidos del subconsciente. Y abrirlos para observar a cinco individuos absortos en su tarea, en semi-trance, aislados, cuyos sonidos por alguna razón encajan a la perfección y que de vez en cuando sorprendían con una perfecta coordinación en sus balanceos.
Más sorprendió aun la calidad de esta actuación pese a las dificultades que supuso. El cambio de local, de la sala Un Sur a Garage 17 en último momento sólo acompañó al escaso tiempo disponible para la prueba de sonido, por no mencionar la limitación horaria de la sala, causantes de que se cayeran varios temas del setlist, solo de sitar incluido. Además de una escasa promoción no acorde con las circunstancias.
Un concierto diferente, sorprendente y recomendable. No importaron los contratiempos, todo salió adelante, la misma dirección que toman ahora los chicos de Lüger en la gira que expande esta experiencia por nuestro país. Que la música suene y las mentes huyan.
Ms P
Totalmente de acuerdo, así lo vivimos. Fue una experiencia increíble. Solo 55 minutos de concierto, pero muy intensos. Escuchadlos, que merecen la pena
ResponderEliminarMuy buena crónica, describe perfectamente lo que vivimos anoche!! :D
ResponderEliminarHe colgado algunas fotos en: http://www.flickr.com/photos/59526208@N03/