Enviado especial: Miguel Esteban Rebagliato
Fotografías: Patricia Herrero
El sábado pasado Roger Waters construyó su muro por segunda vez en Madrid. Después de haber llenado el Palacio de los Deportes la noche anterior, el ex bajista de Pink Floyd volvió a interpretar The Wall delante de un pabellón abarrotado. Minutos antes del comienzo sonaban Imagine de John Lennon y Come Together de los Beatles; el público, desde la pista y desde sus asientos, las coreaban, mientras en el escenario ya se veían los primeros ladrillos del muro.
A las 21.30 las luces se apagaron, el escenario se llenó de banderas de martillos cruzados y Roger Waters salió a escena con la poderosa In the Flesh?, que sonó tan contundente como era de esperar. Al terminar apareció la primera de las muchas sorpresas de la noche: una gran descarga de pirotecnia y un avión que voló de las gradas al escenario y derribó unos cuantos ladrillos de muro. Roger Waters continuó con las canciones de la primera parte de The Wall, mientras el muro se iba completando ladrillo a ladrillo. Siempre es un placer escuchar un disco entero en directo y mucho más si se trata de una obra maestra como esta.
Another Brick in the Wall, part 2 puso a todo el pabellón a cantar, mientras a un lado del escenario un coro de niños le gritaba las míticas frases de We don’t need no education… a una gran marioneta hinchable de un profesor. Cuando Roger Waters tocó Mother delante del escenario con una guitarra acústica, sobre el muro aparecieron imágenes en blanco y negro de su interpretación hace treinta años. Con mucho acierto se proyectaron durante todo el concierto todo tipo de imágenes, desde extractos de la película hasta pintadas y mensajes políticos. La primera parte del concierto terminó después de que Roger Waters desapareciera detrás del último ladrillo del muro, tras susurrarnos el último goodbye de Goodbye Cruel World.
Durante el descanso de 15 minutos se proyectaron fotografías de algunos de los caídos en todas las guerras del siglo XX y XXI. Y es que el discurso político de The Wall sigue siendo válido más de treinta años después y más teniendo en cuenta que algunos de sus referentes han sido actualizados. The Wall cargó el sábado contra las religiones, el capitalismo, el comunismo y todo tipo de ideologías, pero también pudimos ver imágenes de George Bush o la fotografía del cámara de Telecinco José Couso entre las imágenes de los caídos.
El concierto continuó con Hey You, que Roger Waters y el resto de su magnífica banda tocaron desde detrás del imponente muro. Durante las siguientes canciones Waters salió en varias ocasiones delante. Uno de los mejores momentos llegó con Comfortably Numb, cuando en la historia el personaje, tras haber revivido todos los traumas de su vida, recluido en su habitación de hotel de estrella del rock, empieza a ver la posibilidad de salir. El solo del guitarrista desde lo alto del muro fue simplemente espectacular. Con las siguientes canciones vivimos la falsa salida del muro, con un Roger Waters vestido de líder de masas totalitario y disparando al público con una metralleta. Todo se tiñó de rojo con la poderosa Run Like Hell y con la operística The Trial el muro finalmente cayó tras los gritos de tear down the wall. Roger Waters tocó la última canción, Outside the Wall, con toda su banda delante del escenario, desde donde agradeció a la audiencia su apoyo y expresó su alegría de poder estar allí.
Después de terminar el concierto, uno tiene la sensación de haber sido testigo de algo grande, pero parece que algo ha faltado, un paso para la perfección que solo muy pocos grupos consiguen alcanzar en directo. A pesar de que el concierto ha estado lleno de momentos de mucha emoción, sobre todo en las grandes canciones del disco, muchas veces ha sido como si la música estuviera al servicio de toda la representación y no al revés, como si solo fuera una parte del engranaje que es el The Wall de esta gira. Todo alcanza una escala inhumana y parece que Roger Waters es solo una parte muy pequeña de este todo. A pesar de sus esfuerzos, todo el montaje hace crecer su distancia con el público, pero al fin y al cabo de esto es de lo que trata The Wall. El concierto del sábado será memorable, pero no histórico.
El sábado pasado Roger Waters construyó su muro por segunda vez en Madrid. Después de haber llenado el Palacio de los Deportes la noche anterior, el ex bajista de Pink Floyd volvió a interpretar The Wall delante de un pabellón abarrotado. Minutos antes del comienzo sonaban Imagine de John Lennon y Come Together de los Beatles; el público, desde la pista y desde sus asientos, las coreaban, mientras en el escenario ya se veían los primeros ladrillos del muro.
A las 21.30 las luces se apagaron, el escenario se llenó de banderas de martillos cruzados y Roger Waters salió a escena con la poderosa In the Flesh?, que sonó tan contundente como era de esperar. Al terminar apareció la primera de las muchas sorpresas de la noche: una gran descarga de pirotecnia y un avión que voló de las gradas al escenario y derribó unos cuantos ladrillos de muro. Roger Waters continuó con las canciones de la primera parte de The Wall, mientras el muro se iba completando ladrillo a ladrillo. Siempre es un placer escuchar un disco entero en directo y mucho más si se trata de una obra maestra como esta.
Another Brick in the Wall, part 2 puso a todo el pabellón a cantar, mientras a un lado del escenario un coro de niños le gritaba las míticas frases de We don’t need no education… a una gran marioneta hinchable de un profesor. Cuando Roger Waters tocó Mother delante del escenario con una guitarra acústica, sobre el muro aparecieron imágenes en blanco y negro de su interpretación hace treinta años. Con mucho acierto se proyectaron durante todo el concierto todo tipo de imágenes, desde extractos de la película hasta pintadas y mensajes políticos. La primera parte del concierto terminó después de que Roger Waters desapareciera detrás del último ladrillo del muro, tras susurrarnos el último goodbye de Goodbye Cruel World.
Durante el descanso de 15 minutos se proyectaron fotografías de algunos de los caídos en todas las guerras del siglo XX y XXI. Y es que el discurso político de The Wall sigue siendo válido más de treinta años después y más teniendo en cuenta que algunos de sus referentes han sido actualizados. The Wall cargó el sábado contra las religiones, el capitalismo, el comunismo y todo tipo de ideologías, pero también pudimos ver imágenes de George Bush o la fotografía del cámara de Telecinco José Couso entre las imágenes de los caídos.
El concierto continuó con Hey You, que Roger Waters y el resto de su magnífica banda tocaron desde detrás del imponente muro. Durante las siguientes canciones Waters salió en varias ocasiones delante. Uno de los mejores momentos llegó con Comfortably Numb, cuando en la historia el personaje, tras haber revivido todos los traumas de su vida, recluido en su habitación de hotel de estrella del rock, empieza a ver la posibilidad de salir. El solo del guitarrista desde lo alto del muro fue simplemente espectacular. Con las siguientes canciones vivimos la falsa salida del muro, con un Roger Waters vestido de líder de masas totalitario y disparando al público con una metralleta. Todo se tiñó de rojo con la poderosa Run Like Hell y con la operística The Trial el muro finalmente cayó tras los gritos de tear down the wall. Roger Waters tocó la última canción, Outside the Wall, con toda su banda delante del escenario, desde donde agradeció a la audiencia su apoyo y expresó su alegría de poder estar allí.
Después de terminar el concierto, uno tiene la sensación de haber sido testigo de algo grande, pero parece que algo ha faltado, un paso para la perfección que solo muy pocos grupos consiguen alcanzar en directo. A pesar de que el concierto ha estado lleno de momentos de mucha emoción, sobre todo en las grandes canciones del disco, muchas veces ha sido como si la música estuviera al servicio de toda la representación y no al revés, como si solo fuera una parte del engranaje que es el The Wall de esta gira. Todo alcanza una escala inhumana y parece que Roger Waters es solo una parte muy pequeña de este todo. A pesar de sus esfuerzos, todo el montaje hace crecer su distancia con el público, pero al fin y al cabo de esto es de lo que trata The Wall. El concierto del sábado será memorable, pero no histórico.
Muy buena crónica. No pude estar en el concierto (porque el dinero no siempre llega), pero se agradecen crónicas como esta.
ResponderEliminarJuan.
Pude presenciar el concierto del viernes y he leido varias crónicas/críticas del concierto...
ResponderEliminarMe parece que antes de poder lanzar una crítica a este gran espectaculo que ofreció Roger Waters y su banda hace falta plantearse varias cosas...
Creo que todo el mundo que acudió a los conciertos de Roger Waters, por lo menos aquellos que de verdad aprecian el disco de The Wall y han seguido a Pink Floyd y a Roger, habrán visto el DVD The Wall live In Berlin, es decir, ya sabían a lo que venían...
Después de todo, The Wall está diseñado para ser nada mas y nada menos que un teatro, una ópera de rock. La música es una BSO para este espectáculo, creo que no se le puede lanzar una crítica como han hecho algunos a Waters por ofrecer un concierto con tanto espectáculo...
A mí me gusta mucho Pink Floyd y me gusta mucho The Wall. Aprecio el disco, entiendo su simbología, su historia y todo lo que conlleva. Y de hecho sabía a lo que iba, el tipo de concierto que iba a ver. Lo que no sabía era la sensación que ese concierto me iba a producir. Y tuvo momentos grandísimos y en general me encantó.
ResponderEliminarLo que pongo en el último párrafo es algo ya personal, que está más relacionado con las formas de entender y, sobre todo, de disfrutar la música que tiene una persona.
Yo he visto conciertos de grupos como Porcupine Tree o Transatlantic en los que han tocado un disco entero, de principio a fin, y que me han dejado con mejor sensación que el concierto de Roger Waters, y no porque el suyo fuera malo, ni mucho menos, fue buenísimo. Precisamente porque aprecio The Wall musicalmente, creo que igual habría disfrutado más un concierto con un contacto más directo, quizá con imágenes en una pantalla de fondo, pero con la música por encima de todo.
No critico lo que ha hecho Roger Waters, porque me parece una opción muy válida y es lo que toca con The Wall, pero comparativamente, yo habría disfrutado más con ese otro tipo de concierto. Es simplemente mi impresión y puede no valerle a nadie más, pero yo escribo aquí cómo lo viví.
Hola Nere:
ResponderEliminarYo solo quiero hacer dos comentarios breves. Primero no comparto que The Wall sea "nada mas y nada menos que un teatro". Es cierto que es lo más llamativo, pero es un disco que, al menos a mi, me aporta mucho más que eso. El ejemplo es que soy capaz de disfrutarlo con simplemente escucharlo en el coche, sin necesidad de espectáculo.
El segundo comentario es para respaldar la idea del "memorable pero no histórico". El espectáculo original de The Wall de 1980, que esta gira conmemora, fue histórico: la próxima ruptura de Pink Floyd, la frustración de Roger Waters y su infelicidad pese a estar en lo más alto, el nacimiento de algo original que materializó la psicodelia. Ese mismo concierto ahora sigue siendo impresionante, increíble y toda una oportunidad. Memorable, al fin y al cabo. Pero no es histórico, porque aparece descontextualizado de su origen. Y muestra de ello, como expresa mi amigo Miguel, es quizás el predominio del audiovisual.
Me parece que no habéis captado lo de "nada más y nada menos que un teatro". No quería decir para nada que me parezca un teatro y que se deje de lado la música, todo lo contrario, me parece que The Wall es una combinación perfecta, una gran obra maestra, una opera rock.
ResponderEliminarPor lo de "memorable y no histórico", me parece una gilipollez la explicación que acabáis de dar... The Wall se acopla perfectamente a nuestros tiempos y más aún tal como lo presentó Roger Waters.
Buenas noches.
Estuve en este concierto hace años y estaba buscando crónicas para rememorarlo... Me parece muy correcta la crónica de este blog!
EliminarNo hagáis caso a los comentarios de esta cría (aunque igual a estas alturas ya no es una cría). Parece que ya ni se pueda opinar en un blog sin que llegue el prepotente de turno a insultar.
Perdón por comentar con tanto retraso! Y saludos.
Carlos de Diego
Haha, no se enfade usted señorita!
ResponderEliminarAquí se puede opinar de todo, no es necesario faltar a nadie.