viernes, 12 de agosto de 2011

Sonorama 2011 Jueves: Y triunfó el rock

Coque Malla durante su actuación. Fotografía: Alberto Calvo

Arrancó el Sonorama en Aranda de Duero, uno de nuestros festivales más veteranos que tras catorce años puede sentirse orgulloso de tener "alma". Con calor y mucha música, todos los asistentes de esta primera jornada gratuita fueron rebotando como pelotas de tenis del escenario Heineken al escenario Ribera en una noche de música sin pausas. Brillaron grupos como La Sonrisa de Julia o Miss Caffeina, que pueden sentirse orgullosos de consolidar el panorama indie más joven. Aunque el punto de partido fue para las actuaciones de Coque Malla, La Frontera o Triángulo de Amor Bizarro. El público quería marcha. 

Comenzaba a entrar la gente y a esconderse el sol con los acordes de fondo de La Sonrisa de Julia, que repitiendo su agradecimiento en varias ocasiones, se encargaron de abrir el festival. La banda fue un plato suave para dar comienzo al Sonorama y la voz amable de su cantante contrastó con extraños episodios (pintorescos, cuanto menos) de aires psicodélicos, "marihuana" y "LSD" incluidos, y rock alocado. 

El traslado de escenario llevó lo justo como para ver terminar la actuación de Eladio y los Seres Queridos, un rock más sobrio que mantuvo al público en modo estático hasta el final del concierto, con una particular y acertada versión del mítico Forever Young

Caída la noche, llegaba lo esperado. "Yo canto y toco la guitarra... Así que debo ser Coque Malla", bromeaba al realizar su presentación. El líder de Los Ronaldos tomó el escenario iluminado como protagonista único de una gran obra. Con versos hablados y cantados, alternó temas llenos de rock (¡Y con guitarra semi-acústica!) que hicieron bailar al público, con otros que se corearon con facilidad. Muchos suspiros al oírle decir que no puede vivir sin ti, que no hay manera, o mientras te habla sobre su casa donde estará para toda la vida. Y muchos saltos y aullidos en cuanto se enfundó la guitarra eléctrica con temas como Abróchate. Toda una actuación por parte de uno de los grandes esperados de la noche, que tuvo que regalar una canción de más para que el público aceptara su retirada. 

Miss Caffeina. Fotografía: Alberto Calvo
Se cierra el paréntesis y cambio de escenario para ver a Miss Caffeina, que ya acumulaba un público considerable incluso antes del fin del anterior concierto. La expectación se tradujo así en uno de los conciertos más animados de la noche, presidido por la voz de Alberto Jiménez, que para la ocasión se enfundó un semi-antifaz negro que le cubría el ojo derecho. Quizás se trata de una nueva generación de superhéroes, aunque nada les libró de corroborar esas odiosas comparaciones que les sitúan junto a Vetusta Morla. Ignoraron en el escenario el toque intenso que les diferencia, y se abandonaron en una actuación más complaciente que, no se puede negar, fue muy disfrutada. Como sorpresa: la colaboración de Zahara, que apareció en media actuación para compartir un tema con la banda.

La Frontera. Fotografía: Alberto Calvo
Tomaron el relevo La Frontera, y sus "Veinte años en la era del pop rock español", como pregonaban las pantallas. El cuarteto, ya veterano, se armó de mucho gamberrismo ante un público que improvisó bailes de todo tipo para acompañar los acordes eléctricos. Era fácil acabar coreando estribillos pegadizos, como el de Judas el Miserable, junto al resto del público, o el de muchas otras letras que sonaban a ese rock de carretera, que nos arrastraron hasta el final del concierto y hasta el Vivan las Vegas encargado de cerrarlo

Cambio extremo con el turno de los quejidos y las distorsiones de Triángulo de Amor Bizarro. Una actuación llena de intensidad y energía, como viene a ser costumbre en el cuarteto gallego. La banda desgarró el escenario, entre aullidos, solos de guitarras que con facilidad acababan por los suelos, y un delicioso maltrato a los instrumentos. El público supo ponerse a la altura, y enloqueció con temas como De la monarquía a la criptocracia o Amigos del género humano, mientras en el escenario las miradas se perdían entre zapatos y pedales (gajes del shoegaze). 

Fin de la jornada del jueves, abandonando el recinto con los acordes de fondo de Sex Museum. El Sonorama ha dado comienzo a una de sus ediciones más prometedoras, y hasta el momento todo son elogios y un listón que mantener durante los próximos tres días de música. 

Ms P








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