jueves, 21 de julio de 2011

FIB 2011 SÁBADO: No me dejes respirar


Bobby Gillespiem, durante el concierto de Primal Scream. Archivo FIB / Óscar L. Tejeda

El sábado fue un día grande en Benicássim. Las actuaciones de Lori Meyers, Tame Impala, Mumford & Sons, Smile, BBC, Primal Scream y por supuesto Arctic Monkeys se iban sucediendo y sobreponiéndose sin darnos ni un respiro. ¡Pero no nos quejamos! Da gusto tener que correr de un lado a otro para disfrutar de actuaciones tan buenas. Aquí tenéis el resumen del que fue sin duda el día más movidito del FIB. 
  SMILE
John Frank. Archivo FIB/ Liberto Peiró
Me perdí la mitad del concierto de Tame Impala por verlos, pero valió la pena. John Frank, al frente de Smile, se comió el escenario, a sus compañeros de grupo y al público que presenciaba el espectáculo bajo el sol de la tarde. Presumiendo de un español y un inglés perfectos (tándem ideal para el FIB), Frank hizo del escenario su propio espacio, en medio de poses que hicieron las delicias de los fotógrafos oficiales. Bailó hasta casi deshacerse en sudor, lanzó piruletas al público mientras hacía una mezcla de su tema All He Needs con el All You Need Is Love de The Beatles, e incluso se atrevió a bajar, saltar la valla que separa al público y a cantar Let Go bailando con nosotros (para horror de los encargados de la seguridad). Do As I Want To fue una de las últimas canciones, acompañada por el omnipresente ukelele, y marcó uno de los momentos más dulces del concierto. Para cerrar el espectáculo, un final inmejorable: una versión del clásico setentero de los Faces Ooh La La, en la que todos los integrantes del grupo se turnaron para marcarse unos versos. En conclusión: perdonádme, Tame Impala, pero no me arrepiento de no haberos visto.

TAME IMPALA
Los jovencísimos australianos sorprendieron con su modesta actuación que se aventuró a probar la psicodelia en directo. Para los que ya habíamos escuchado su primer y único disco, InnerSpeaker, la actuación fue toda una demostración de como se sacan adelante sonidos en ocasiones marcianos de canciones como Desire Be, Desire Go. Una batería potente y muy sobresaliente, guitarras distorsionadas y coros invisibles a base de phazer. Los repentinos solos y pistas instrumentales pecaban de monotonía, algo que no ayudaba la escena de cuatro amigos a los que se veía demasiado cómodos. Dejaron sin embargo buen sabor de boca, y sobre todo curiosidad por ver hacia donde tirará este proyecto.
 
LORI MEYERS
Los granadinos geniales como siempre. Nuevamente brillaron por hacer un setlist perfecto eligiendo los temas que más le gustan al público y posicionándolos de forma perfecta para tener al público atento y dedicado desde principio a fin. Perfectamente trajeados en pleno mes de julio nos hicieron saltar y cantar a pleno pulmón de la misma forma que lo hicieron ellos, sorprendiendo incluso a los extranjeros que no conocían sus letras. Mostraron la compenetración idónea entre banda y público, que les permite tener una audiencia que les ofrece la misma energía que ellos nos dan.

Mumford and sons. Archivo FIB / Óscar L. Tejeda

MUMFORD AND SONS
Un año después me han vuelto a dejar sin palabras y con los ojos llenos de lágrimas. ¿Cómo es posible tener temas tan sensibles y tener tanta fuerza en el escenario? Son la banda perfecta para hacer directos, capaces de vivir la música como nadie y tocar diferentes instrumentos de forma impecable. En un año han conseguido pasar de lo más bajo del cartel del FIB a ser uno de los grupos más esperados, y aún muestran su emoción y su dedicación como el primer día, agradeciendo de principio a fin la presencia del público y mostrándose sorprendidos porque cada uno de los asistentes se supiera sus canciones. Además de los clásicos de su primer álbum tocaron cuatro temas de su segundo trabajo que aún no ha salido al mercado, y promete ser impresionante. ¿Un fallo? La ausencia del acordeón de Ben Lovett,  que dedicó todo el concierto a su teclado.
BEIRUT 
Beirut. Archivo FIB/Liberto Peiró
Un concierto precioso en que muchos convencidos se jactaban de su decisión de decantarse por estos chicos estadounidenses antes que por los Arctic Monkeys (por alguna razón inexplicable, la organización había hecho coincidir el horario). Uno de los asistentes comentaba "Aquí tendría que estar todo el mundo, y no viendo los riffs pegadizos de unos adolescentes". Bonita reflexión. Aún así,  hubo un público más que nutrido, que coreó las melodías de canciones como Postcards from Italy o A Sunday Smile, interpretados por -entre otros- varios instrumentos de viento, como la trompeta que tocaba el propio Zach Condon.



ARCTIC MONKEYS
La experiencia se va notando. Al menos eso pensé yo cuando estos chicos de Sheffield hubieron tocado los dos primeros temas. Habiéndolos visto ya varias veces, no tenía una especial ilusión en volver a ver a un Alex Turner serio y algo rígido, desgranando sus álbumes uno a uno sin ofrecer realmente nada nuevo. Pero, afortunadamente, me dejé llevar por las masas y acabé en medio de la multitud que se agolpaba frente al escenario Maravillas. Los monos árticos están juntos desde 2002, tienen cuatro álbumes a las espaldas y, por fin, Turner sonríe en el escenario. Aún dedicándole una gran parte del concierto a su nuevo álbum, Suck it and see, no olvidaron los temazos básicos en el setlist de un festival: I Bet That You Look Good On The Dancefloor, Fluorescent Adolescent o ese mítico When The Sun Goes Down.
Álex Turner, durante el concierto. archivo FIB / Óscar L. Tejeda

PRIMAL SCREAM
2:30 de la mañana y después de ver a los Arctic Monkeys. De este modo hacíamos frente a Primal Scream, algo cansados primero, pero más y más motivados conforme crecía el concierto. Bobby Gillespie apareció ataviado con una camisa plateada, y con su pelo negro lacio a los dos lados de la cara. Fue uno de esos bolos que demuestran que el FIB todavía tiene mucho que dar, que en medio del indie bailable que ha monopolizado el cartel aún quedan grupazos que pueden dar una lección de buena música. Primal Scream presentaban Screamadelica, uno de los mejores álbumes de los 90, veinte años después de su publicación. En cualquier momento parecía que ibas a escuchar a Mick Jagger entonando un "pleased to meet you, hope you guess my name" de su Sympathy For The Devil. Movin' On Up, Come Together... y un temazo imprescindible que no pertenece a Screamadelica, pero que era casi obligatorio: Rocks.

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