Bobby Gillespiem, durante el concierto de Primal Scream. Archivo FIB / Óscar L. Tejeda |
El sábado fue un día grande en Benicássim. Las actuaciones de Lori Meyers, Tame Impala, Mumford & Sons, Smile, BBC, Primal Scream y por supuesto Arctic Monkeys se iban sucediendo y sobreponiéndose sin darnos ni un respiro. ¡Pero no nos quejamos! Da gusto tener que correr de un lado a otro para disfrutar de actuaciones tan buenas. Aquí tenéis el resumen del que fue sin duda el día más movidito del FIB.
John Frank. Archivo FIB/ Liberto Peiró |
TAME IMPALA
Los jovencísimos australianos sorprendieron con su modesta actuación que se aventuró a probar la psicodelia en directo. Para los que ya habíamos escuchado su primer y único disco, InnerSpeaker, la actuación fue toda una demostración de como se sacan adelante sonidos en ocasiones marcianos de canciones como Desire Be, Desire Go. Una batería potente y muy sobresaliente, guitarras distorsionadas y coros invisibles a base de phazer. Los repentinos solos y pistas instrumentales pecaban de monotonía, algo que no ayudaba la escena de cuatro amigos a los que se veía demasiado cómodos. Dejaron sin embargo buen sabor de boca, y sobre todo curiosidad por ver hacia donde tirará este proyecto.
LORI MEYERS
Los granadinos geniales como siempre. Nuevamente brillaron
por hacer un setlist perfecto eligiendo los temas que más le
gustan al público
y posicionándolos de forma perfecta para tener al público atento y
dedicado
desde principio a fin. Perfectamente trajeados en pleno mes de julio nos
hicieron saltar y cantar a pleno pulmón de la misma forma que lo
hicieron
ellos, sorprendiendo incluso a los extranjeros que no conocían sus
letras. Mostraron la compenetración idónea entre banda y público, que
les permite
tener una audiencia que les ofrece la misma energía que ellos nos dan.
Un año después me han vuelto a dejar sin palabras y con los
ojos llenos de lágrimas. ¿Cómo es posible tener temas tan sensibles y tener
tanta fuerza en el escenario? Son la banda perfecta para hacer directos,
capaces de vivir la música como nadie y tocar diferentes instrumentos de forma
impecable. En un año han conseguido pasar de lo más bajo del cartel del FIB a
ser uno de los grupos más esperados, y aún muestran su emoción y su dedicación
como el primer día, agradeciendo de principio a fin la presencia del público y mostrándose
sorprendidos porque cada uno de los asistentes se supiera sus canciones. Además
de los clásicos de su primer álbum tocaron cuatro temas de su segundo trabajo que
aún no ha salido al mercado, y promete ser impresionante. ¿Un fallo? La ausencia del acordeón de Ben Lovett, que dedicó todo el concierto a su teclado.
BEIRUT
Beirut. Archivo FIB/Liberto Peiró |
ARCTIC MONKEYS
La experiencia se va notando. Al menos eso pensé yo cuando estos chicos de Sheffield hubieron tocado los dos primeros temas. Habiéndolos visto ya varias veces, no tenía una especial ilusión en volver a ver a un Alex Turner serio y algo rígido, desgranando sus álbumes uno a uno sin ofrecer realmente nada nuevo. Pero, afortunadamente, me dejé llevar por las masas y acabé en medio de la multitud que se agolpaba frente al escenario Maravillas. Los monos árticos están juntos desde 2002, tienen cuatro álbumes a las espaldas y, por fin, Turner sonríe en el escenario. Aún dedicándole una gran parte del concierto a su nuevo álbum, Suck it and see, no olvidaron los temazos básicos en el setlist de un festival: I Bet That You Look Good On The Dancefloor, Fluorescent Adolescent o ese mítico When The Sun Goes Down.
Álex Turner, durante el concierto. archivo FIB / Óscar L. Tejeda |
PRIMAL SCREAM
2:30 de la mañana y después de ver a los Arctic Monkeys. De este modo hacíamos frente a Primal Scream, algo cansados primero, pero más y más motivados conforme crecía el concierto. Bobby Gillespie apareció ataviado con una camisa plateada, y con su pelo negro lacio a los dos lados de la cara. Fue uno de esos bolos que demuestran que el FIB todavía tiene mucho que dar, que en medio del indie bailable que ha monopolizado el cartel aún quedan grupazos que pueden dar una lección de buena música. Primal Scream presentaban Screamadelica, uno de los mejores álbumes de los 90, veinte años después de su publicación. En cualquier momento parecía que ibas a escuchar a Mick Jagger entonando un "pleased to meet you, hope you guess my name" de su Sympathy For The Devil. Movin' On Up, Come Together... y un temazo imprescindible que no pertenece a Screamadelica, pero que era casi obligatorio: Rocks.
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